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Albariño-Rías, una afinidad total

Pazo Cilleiro - Albariño-Rias

Pazo Cilleiro acompaña la fascinación por un lugar privilegiado

Desde la bodega de Pazo Cilleiro se intuye el brillo de la ría de Arousa, una de las famosas Rías Baixas gallegas. Esta proximidad es clave para entender el arraigo de la variedad Albariño. Hay pocas uvas que tengan una afinidad tan completa y simbiótica con su lugar de origen. ¿A qué responde esta relación tan perfecta?

El clima húmedo y suave

A la Albariño le gusta estar frente al mar. No es un mar cualquiera: es el océano Atlántico con toda su bravura y fuerza. Y con toda su influencia climática, que define la identidad de la costa sur de Galicia. 
Aquí, en el corazón de las Rías Baixas, el Atlántico propicia la entrada directa de frentes húmedos, especialmente intensos cuando se combinan con vientos del suroeste. El resultado es un registro de lluvias espectacular: casi 2.000 litros anuales. 
A la vez, los mencionados vientos y el efecto regulador de la gran masa marina hace que las temperaturas sean suaves, con una media superior a 14 grados.
Estas condiciones son ideales para el cultivo de la Albariño. La uva recibe al final del verano un empujón decisivo a su madurez expresiva y al mismo tiempo es capaz de preservar su reconocida y buscada acidez.

El "xabre" acogedor

Los suelos son imprescindibles para entender el vibrante carácter de los vinos de Albariño. Su roca madre es de granito, que en la superficie aparece muy fragmentado, incluso en forma arenosa; entonces se le denomina xabre. 

Permite drenar muy bien las abundantes precipitaciones y aporta una personalidad distinguida y afilada, con notas de una sutil mineralidad. Estos tonos se combinan maravillosa-mente con los destellos florales y terpénicos de la variedad. Albariño y granito parecen hechos el uno para el otro.


Los placeres de la vida

Otra gran muestra de conexión entre variedad y paisaje está en la gastronomía de la costa gallega. Los sabores puros se magnifican y las texturas ganan profundidad y entidad cuando armonizamos la gastronomía de las Rías Baixas con los vinos de Albariño.

Pazo Cilleiro es la mejor prueba: su envolvente aroma y su estructura vertical y muy fresca gana aún más con los toques yodados y salinos del marisco de la zona. Los guisos de pescado, con su punto denso y levemente graso, parecen perfeccionarse aún más con el contraste de nuestro albariño. Y es que su origen no engaña: nace frente a las Rías y su vocación es acompañar los placeres que traen hasta la mesa los abnegados pescadores.