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Cenas de verano, cenas con clase

viña muriel

Para muchas personas, lo mejor de un día de verano empieza cuando la brisa del atardecer vence al calor diurno. Cuando llega el momento de dar un paseo y tomar algo. Cuando nos preparamos para esa esperada cena que, seguramente, se convertirá en uno de los mejores recuerdos de las vacaciones.

Más allá de lo que comemos, ¿qué es lo más importante de una cena de verano? El ambiente relajado, la alegría que flota en la terraza, el aire perfumado de la noche... Y esa mezcla tan única de despreocupación y estilo. Viva el easy-living de esta época del año.

 

Pregunta clave: ¿y el vino?

La clase busca clase. Por eso, cuando salimos a cenar con la piel bronceada y vestidos bonitos, cuando acudimos a sitios de moda o a restaurantes que saben cómo hacernos felices, o cuando recibimos en el jardín a la mejor compañía... el vino es fundamental.

Se ha escrito mucho sobre qué vinos son mejores para el verano, así que no vamos a teorizar. Al contrario, vamos a meter una botella muy especial en el frigorífico. Una hora bastará para dar la temperatura perfecta a nuestro Viña Muriel Blanco Reserva.

Como sabemos, la viura de Rioja Alavesa es particularmente versátil. Cuando se ha criado un  tiempo en barricas de roble y en botella, se intensifica su carácter amable, acogedor y a la vez profundo. Primera virtud: irá bien con casi todo.

Viña Muriel Blanco Reserva añade otro valor clave: una armonía en boca que primero nos deja en silencio y luego nos contagia bienestar. Textura untuosa, envolvente y un toque final de frescura. En broma, a veces decimos que es un vino "de estructura y sabrosura": serio y atractivo, incluso chispeante cuando toca.

 

Tres opiniones

Rocío, responsable de vinos y bebidas en un establecimiento de la costa de Alicante, cree que Viña Muriel Blanco encarna una suma muy atractiva: "paladar jugoso y con mucha energía, manteniendo un vínculo clarísimo con la tradición, con ese toque elegante, como de casa solariega, incluso de matices ahumados".

Matt, abogado de Long Island (Nueva York), es uno de los mayores fans del blanco de Viña Muriel. "Nunca falla con platos de pasta y con langosta forma una pareja ganadora siempre". Cuando abre más botellas es entre amigos en, precisamente, las cenas veraniegas. "Es como un compañero más en la conversación y como copa al final de una buena cena, es largo, delicioso, perfecto".

Emma, de Madrid, ha descubierto Viña Muriel Blanco Reserva en sus vacaciones en Mallorca. "Me quedo con la sensación de estar tomando una fuente de mejillones a la marinera entre sorbo y sorbo de vino, con los pies tocando directamente la arena de la cala". A veces, la auténtica clase está en los placeres más sencillos.