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¿Es la tomata lo mejor del fin del verano?

Viña Muriel

Acompaña la joya de la huerta con chuletillas y Viña Muriel Reserva

En Rioja, la recta final del verano nos regala el antídoto perfecto para curar cualquier atisbo de abatimiento post-vacacional: la intensa, carnosa y suculenta tomata de nuestras huertas a la vera del Ebro y sus afluentes. Vamos a conocerla un poco más y a proponer una sabrosa gastro-armonía con ella.

El tesoro grande y sonrosado de la huerta

Vaya por delante que hay que puntualizar la forma y el color, pues tesoros hortícolas riojanos hay muchos, desde la invernales alcachofas hasta los cálidos pimientos. Ahora es el tiempo de la tomata, joya donde las haya, que llena esta época de su carnosidad disfrutona.

El nombre de tomata nace en el campo y los mercados como un genérico que hoy se ha convertido en signo de identidad. Indica un tomate de variedad inidentificada pero muy bien adaptado a los suelos hortícolas riojanos, donde crece hasta tamaños notables, que incluso pueden superar el kilo. De ahí que se la bautice como "tomata", dada la costumbre local de feminizar el nombre de los productos y objetos de gran volumen.

El éxito de la tomata recae en sus características organolépticas: textura suave y carnosa, piel muy fina, baja acidez y sabor rico, complejo, con matices de dulce frutosidad. Por todo ello, es la reina de las ensaladas entre agosto y octubre. Una pizca de sal y un chorro de aceite de oliva virgen extra y ya: manjar perfecto.

Y para completar el menú...

La tomata aliñada combina muy bien con las chuletillas de cordero lechal a la brasa, si es de sarmiento, mejor. Es una compenetración que llena el paladar: la frescura de la hortaliza con las notas grasas y ahumadas de la carne. La amplitud sápida con la intensidad proteica. ¡Qué maravilla!

Y claro, en ese equilibrio necesitamos una tercera pata, un vino con tanto sentido de origen como el cordero y la tomata.

Nuestra propuesta es seria, compleja, con atisbos de clasicismo riojano bien entendido: longevo y vibrante, tradicional y con una acidez refrescante, interesante, con muchas capas. No se hable más: Viña Muriel Reserva.

Viña Muriel Reserva, un icono

Ahora en su añada 2015, Viña Muriel Reserva es un tempranillo 100% procedente de parcelas seleccionadas dentro de El Gallo, nuestro principal paraje de viñedo en el término de Elciego (Rioja Alavesa), sede de Bodegas Muriel.

Es uno de los grandes, no sólo de la bodega, también de Rioja Alavesa. Poderoso y muy vivo, representa las extraordinarias cualidades que alcanzan las cepas de tempranillo de más de 50 años cultivadas cuidadosamente sobre suelos arcillo-calcáreos.

Tiene larga vida por delante, pero a veces, es irresistible abrir botellas. Estamos ante uno de esos momentos: ¡tomatas y chuletillas lo piden!